“La vida consiste en arder de preguntas.” Antonin Artaud
El mundo parece que se va a acabar antes que el arte. El actual estruendo desemboca en nuevas maneras de existir y sentir, sin embargo, entre ello surgen significados que marcan búsquedas combativas con lo vivido. Se puede afirmar que son prácticas artísticas que han creado mundos paralelos, se han abierto nuevos horizontes que subyacen a la par como tiempos distópicos.
Este grupo es diverso y a la vez homogéneo. Son incansables, tercos, proactivos, soñadores, emprendedores, que están inmersos en la producción artística, con la capacidad de producir en diferentes materiales, con saberes diversos adquiridos en el trabajo y la experimentación, unas guiadas y otros empíricas; los mueve el hecho de comunicar cierta incomodidad que proviene de varios factores: lo social, lo urbano, lo interior, lo histórico, lo místico, y poder realizarlo en la interacción de diversos dispositivos que tienen soportes alternos, técnicas clásicas, el dibujo, la pintura, la joyería, el bordado, la fotografía, el video, el performance, el juego con el hilo, la escultura, tratar la seda, la música. Trabajando en situaciones de confinamiento, gestando todo con la capacidad comunicativa de personas que tienen el mismo hilo conductor: el de proponer un hacer artístico en medio de la contingencia, pero con la esperanza de mostrar alternativas de comunicación artística muy heterogénea, valiosa por ser todo un grupo humano especial, cargado de energía, añoranza, mística, mostrando en este trabajo contemporáneo una forma de vivir.